Eritrofobia
La eritrofobia es el miedo a ruborizarse. La persona que se ruboriza
reacciona negativamente, sintiéndose avergonzada por ello. Esto hace que su
ansiedad aumente, y que pueda provocar un mayor rubor. De este modo, puede
tener miedo de verse en situaciones en las que previamente se ha ruborizado.
Causas
Ser el centro de atención de los demás puede desencadenar el rubor facial,
incluso aunque no se trate de una atención negativa por parte de los demás. Ser
el centro de atención pone a una persona bajo la mirada de los demás, y esta
mirada puede volverse crítica, rechazadora o humillante.
En condiciones normales, el flujo sanguíneo en los vasos cutáneos de
resistencia y en el plexo venoso subcutáneo es regulado tanto a nivel neuronal
como local. Sin embargo, existen ciertas diferencias importantes entre ellos.
Una de ellas es que los vasos cutáneos de resistencia exhiben un tono basal
independientemente de la inervación, en reacción a un estiramiento pasivo
inducido por la presión sanguínea.
Por lo general, el rubor facial ha comenzado en la infancia o la
adolescencia, edad en la que es frecuente ser objeto de burlas cuando los demás
observan el enrojecimiento de la cara. Esto hace que la persona se sienta
avergonzada y humillada y perciba el rubor de un modo especialmente negativo,
como fuente de desprecio y rechazo por parte de los demás.
Consecuencias
El miedo a sonrojarse hace que la persona se sienta ansiosa, de modo que el
mismo miedo al rubor facial puede acabar provocándolo, estableciéndose así un
círculo vicioso.
Esto puede hacer que sienta un miedo especialmente intenso a que el rubor
llegue a ocurrir, pudiendo incluso llegar a evitar situaciones en las que
considera que podría ruborizarse. Dado que el propio miedo al rubor genera una
ansiedad que puede llegar a hacer que el temido rubor aparezca, las situaciones
temidas pueden ser cada vez más numerosas, y este miedo puede mantenerse en la
edad adulta
No hay comentarios:
Publicar un comentario